martes, 25 de junio de 2013

Mi atrasado reloj biológico

Siendo el segundo día que publico en este blog, y habiendo hecho ya una introducción del mismo, voy a pasar a ponerlos al día con mi situación actual.

Soy de engancharme demasiado en internet con redes sociales, juegos, videos, etc. O solo con la computadora, mientras hago una traducción, o me pongo a escribir historias, o lo que en ese momento me haya llegado. Tengo que aprovechar el más mínimo momento de inspiración, porque, al tener un nivel de memoria y atención bastante irregular, si lo dejo para después seguramente no lo haría nunca y acabaría lamentándome. Esto me lleva a estar hasta tarde delante del monitor y a terminar acostándome tarde. Hay veces que pareciera que ya es una costumbre, algo que ya está incorporado a mi organismo, lo cual en ocasiones, como es de esperar, puede generar problemas. Y eso pasó ayer en la mañana.
Me hallaba durmiendo profundamente, podría decir que hasta soñando, aunque no recuerdo con qué. ¿Vieron esa sensación avasallante de relajación, o más bien de pereza, que le agarra a uno al estar calentito y refugiado del frio entre sabanas y cobijas? Es como si la cama te abrazara fuerte y te dijera “quédate un ratito más”. Sabiendo que al salir de ese lugar de confort voy a tener frio, ya que estamos en invierno, menos ganas dan de hacerlo. Seguramente era porque me había desvelado viendo capítulos de una serie de comedia romántica, que me pasaron en DVD, con una amiga. Pero me había olvidado de algo: a las once menos cuarto ya debía estar lista para que mi mamá me llevara a mi cita con el masajista, puesto que, tras un accidente más que absurdo que tuve al tratar de cruzar una avenida hace un mes y medio, debía hacerme tratar mi pie derecho para que le activen y acomoden los nervios. Ni había programado el despertador para poder tener tiempo de desperezarme y alistarme. Así que ya se podrán imaginar con que ánimos me despertó mi madre al ver que yo seguía acostada. La verdad que no fue nada agradable.
En la mañana de hoy, ¿qué creen? Sí, otra vez estaba bien dormida por haberme acostado a eso de las 3 am. ¡Pero ahora sí había puesto el despertador! Tenía planeado levantarme a las nueve para desayunar, cambiarme y arreglarme para ir la sesión de masajes. Sin embargo, la madre que me pario tenía otros planes, y empezó a hacer ruido desde antes de las ocho. Puso la radio fuerte y cantaba las canciones que pasaban, que no es que me desagradaran, pero en ese momento, cualquier música era molesta. ¡Y aún más si ella se ponía a cantar! La quiero mucho, pero no tiene lo que se llama “oído musical” o siquiera buena entonación. ¿A que condujo esto? Pues a que, al intentar despertarme, yo le reprochara de mala manera que aún era muy temprano para prepararme y estar lista a la hora que habíamos quedado. Claro que ella pretendía que hiciera algunas otras cosas antes de irnos, con lo que no estaba nada de acuerdo. Resultó ser también que debíamos estar en lo del masajista antes de la hora que ella me había dicho, motivo a sumar para contestarle de mala manera, a mi parecer. Aunque me resistí bastante al principio, tuve que salir de mi acogedora camita.
Es por eso que a esta hora estoy bastante cansada y con ganas de nada. Es más, ya me acomodé en la cama con un saco de arena caliente en mis pies y dispuesta a dormir, siquiera hasta que esté la cena. Posiblemente esto no pasaría si realmente me pusiera firme conmigo misma al momento de apagar la computadora e irme a dormir siendo todavía las doce de la noche. Para otras cosas soy buena poniéndome límites y horarios, pero cuando se trata de regular mis horas de sueño o de dejar los juegos, redes sociales, blogs o lo que fuese, para después, no consigo hacerlo.
¡Mi reloj biológico es un desastre! Una cosa más que debo tratar de regular. Otras de las razones por las que siento que me falta madurar.

¡Gracias por tomarte un tiempo para leer! Y perdón si esta entrada se volvió un tanto extensa.


¡Nos vemos en la entrada que viene! O más bien, nos leemos.

2 comentarios:

  1. Me da gracia, porque en cierto modo ultimamente me pasa algo similar. Sé que aunque ya no tengo que estudiar (bueno sí, debo estudiar japo pero tema aparte), me acuesto tarde y me levante tarde. Aunque con los años me acostumbré al despertador (aún si me acoste a las 4, si el despertador esta a las 9, me levanto 9 y algo por costumbre), todavía en épocas me cuesta levantarme. Tengo una amiga que al menos es peor: ella directamente no puede dormir. Tiene el reloj invertido...O al menos, yo siempre le digo que es vampira porque se acuesta a las 6 am, y se levanta a las 4 pm si puede. Ganbatte!! :) A todos nos falta madurar... pero hay que encontrar el punto medio, creo.

    ResponderEliminar

Dejame saber tu opinión sobre esta entrada. Comenta por favor! ^-^